Cuando llegué a Granada me sorprendía mucho la cantidad de grafitis que hay en la cuidad. Sin embargo, después de casi cuatro meses, ahora estoy muy acostumbrada a ver pintadas en cualquier edificio o pared. Me imagino que desde la perspectiva de los oficiales de Granda y también de muchos ciudadanos, las pintadas presentan un gran problema sin remedio. Hasta un punto, estoy de acuerdo con los que creen que es un delito desfigurar edificios con pintadas. Si fuera un joven español, no tendría ganas de participar en estos tipos de actividades. Pero, al otro lado, pienso que no todos los grafitis son iguales, y aunque esta opinión pueda parecer un poco injusta, que algunos merecen el derecho de existir mientras otros, no tanto. A pesar de que está contra la ley hacer pintadas de cualquier tipo, pienso que los con mensajes universales (como algo relacionado con lo político, lo moral, etc.) son interesantes, a lo menos, y a veces dan voz a los marginados. Al contrario, me parecen más o menos pesados las pintadas que solo dicen los nombres de una pareja. Entiendo que es una manera en que la pareja puede expresar su amor para que todo el mundo lo vea, pero con tantos grafitis así, nadie va a hacer caso a nuevos de este tipo. Quizá, para jóvenes españoles, una pintada de sus nombres juntos representa algo cultural que yo no entiendo muy bien. Pero, para mí, ser novios es una clara expresión del amor, y el grafiti no me parece tan importante o relevante.
En mi opinión, el grafiti es una forma de arte inherentemente atrevida. Todas las pintadas tienen que ser dibujadas de una manera furtiva. Siguiendo con esta lógica, no es posible censurar el grafiti. Nadie puede poner límites en algo, que por su naturalidad, ya es ilegal. Claro que siempre será personas a quienes les ofendan unas pintadas o por sus apariencias o por sus mensajes, pero, vale, siempre es así con el arte. No pienso que exista una manera eficaz de controlar la creación de grafitis, y no creo que el gobierno pueda impedir al grupo entero de artistas de hacer sus grafitis. Entiendo que las pintadas presentan un problema en la ciudad, pero me parece que si nadie puede encontrar a los artistas durante los momentos en que hacen sus obras, no hay manera de acabar con esta forma de expresión.
Kimberly: muy, muy bien escrito. Esta pintada está cerca de mi casa y la veo cada día que voy a la oficina. Voy a verla desde una nueva perspectiva ahora.
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