lunes, 22 de febrero de 2010

¡Carnaval! (el 20 del febrero de 2010)

Ayer, por la mañana, yo estaba pensando que esta semana pasada fue más o menos normal y quizás aun un poco aburrida. Estaba casi convencida de esto… Pero, esto sólo duraba hasta que fui a Carnaval en Cádiz-- allí todo cambió, y la semana terminó con patas arriba.

Puedo decir con confianza que he aprendido muchas cosas importantes debido a este evento. Carnaval me ofreció una mezcla de lecciones, y entre estas se puede ver lo cómico con lo serio y lo bueno con lo malo.

Aprendizajes claves:

1. 1. Manzanilla no es vino tradicional. Después de llegar a Carnaval, quería tomar una copa de vino tinto. Buscaba este vino en muchos menús durante las primeras horas de nuestra visita, pero no tenía éxito en encontrarlo. Finalmente, entré en una tienda que vendía un poco de alcohol, y le pregunté al dependiente una botella de vino. Ella me mostró una botella de lo que se llama Manzanilla, y me dijo que fue vino bueno. Para asegurarme de que esto fue lo que quería comprar, yo le pregunté algunas cosas a ella sobre el sabor y la calidad de este vino etc. Finalmente, convencida de que sería una compra buena, pagué por el vino y salí de la tienda. Pues, unos minutos después, mi opinión sobre el vino cambió drásticamente. No puedo decir que me gustaba este vino, ni siquiera un poquito. Pero, supe que de hecho, Manzanilla no es algo igual a vino tinto o vino blanco tampoco. Es algo único. Sin esta experiencia, no sabría que Manzanilla es un tipo de vino local de Cádiz y probablemente, no habría probado esto durante mi tiempo en España.

2. 2. No trates de convencerte que tienes más poder que el tiempo. Es decir que antes de ir a Cádiz, oí que fue una posibilidad de lluvia durante la noche que íbamos a estar en Carnaval, pero pensé que un poco de lluvia no fue algo que yo no podía soportar. La frase clave de esta idea es “un poco de lluvia.” Probablemente esto no habían sido insoportable, pero más que un poco, es algo completamente diferente. Muchos miembros del grupo original que iban a ir a Carnaval decidieron quedarse en Granada a causa de la lluvia en Cádiz. Al principio, se burlaba de ellos, porque yo pensaba que todos estaban asustados por nada, por solo un poquito de llovizna. Cuando ese “poquito de llovizna” cambió en siete horas de lluvia dura sin parar, comencé a entender la racionalidad de quedarse en Granada. Las calles, que ya estaban llenas de montones de basura, llenaron de agua y multitudes de personas disfrazadas corrieron por las calles buscando refugio de la tempestad. Unas veces, un amigo mío de Bucknell notó que la manera en que el viento estaba soplando con fuerza contra las palmeras parecía mucho más como un imagen de “The Weather Channel” que algo de nuestras vidas reales. Paraguas fueron casi inútiles, y todos se mojaron por completo. Nadie escapó seco de Cádiz, pero a lo menos, fue una experiencia.

3. 3. Haz investigaciones y sé creativa. Cuando otras personas decidieron no ir a Carnaval, yo estaba preocupada con el hecho de que había pagado 22 euros para ir, y no quería malgastar el dinero. Así que fui a Cádiz, pero sin muchos planes concretos y sin saber el plano de la ciudad. Por el fin de la noche, algunas personas dijeron que habrían pagado 22 euros más, o sea, doble el precio original para que no hubieran ido y para que pudieran evitar la situación. En mi opinión, la excursión habría sido mejor si habíamos buscado antes direcciones a lugares adonde pudimos ir en caso de que llueva, en vez de caminar en la lluvia sólo esperando el autobús. No es que hemos malgastado dinero o nuestro tiempo, pero si hubiéramos hecho unas investigaciones antes de ir a Cádiz, probablemente habríamos ido por otras partes de la ciudad y habríamos encontrado unas actividades de hacer en vez de quedarnos afuera en el mal tiempo.

No me arrepiento mi decisión de ir a Carnaval. Es que no es posible entender lo que es Carnaval sin ser participante. Es verdad que la lluvia robó mucho del divertimiento de la experiencia, pero, por lo menos, he experimentado Carnaval. Ahora, puedo ver que en el momento en que estábamos en Cádiz, nosotros estábamos pensando solamente como los americanos que somos y no como los españoles con quienes queremos identificarnos. En mi opinión, es que los españoles siempre quieren exprimir lo más que puedan de sus vidas y por eso, no permiten cosas inesperadas a frustrarse o a destruir su felicidad. Yo podré pensar en lo que aprendí de esta experiencia para que pueda hacer lo más posible con mis viajes del futuro y para que tenga mente más abierta a situaciones imprevisibles.

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